viernes, 27 de septiembre de 2013

Perder es despertar.

Satori significa perder. Ilusión significa ganar.Sawaki Kodo

No creo que haya una frase más fascinante ni que resuma de manera más efectiva ese "andar a contracorriente" (patisotagâmin en sánscrito) en el que consiste la enseñanza del Buddha. El cristianismo ha formulado esta idea de manera meridiana: "quien quiera salvar su vida la perderá" (Mc. 8, 35). Porque todos nos esforzamos en ganar: prestigio, dinero, personas, recuerdos, posición social. Pero aquí se trata de perder cuanto más mejor. Y ante todo, perder los juguetes que entretienen nuestro aburrimiento. Pues la dialéctica de quien vive según el mundo es sencilla: esto me gusta, quiero jugar un rato; esto no me gusta, no quiero jugar. Pero quien toma refugio en el Buddha toma refugio en la parte más extraña al sentido común, tira a la basura las marionetas sucias, la juguetería, las excusas baratas. No por odio a la vida ni por vanidad, sino porque hemos crecido por fin. Zazén es crecer de una vez por todas, salir de la habitación de los juguetes de una vez para siempre sin resentimiento. Porque no hay un "dentro" en el que atesorar lo que deseamos, ni un "afuera" al que relegar aquello que odiamos. Porque tan sólo sentarse, en silencio, es como colocar una ventana en mitad de nuestra vida. Una ventana por la que entre el aire para poder respirar de una vez, para abrir los ojos de una vez, para ver la vida tal y como es bajo la forma de la hermosísima estrella de la mañana. Una ventana de dos sílabas: za-zén.

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